Se termina la partida en el Medio Oriente
por Thierry Meyssan*
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 14 DE FEBRERO DE
2012
Hace 11 meses que las potencias occidentales y las monarquías
del Golfo se empeñan en desestabilizar la nación siria. Varios miles de
mercenarios han sido infiltrados en el país. Reclutados por Arabia Saudita y
Qatar en los medios extremistas sunnitas, estos elementos armados llegaron a
Siria para derrocar al «usurpador alauita» Bachar al-Assad e imponer una
dictadura de inspiración wahhabita. Cuentan con el más moderno equipamiento
militar, incluyendo equipos de visión nocturna, centrales de comunicación y
robots para el combate urbano. El apoyo encubierto que les proporcionan las
potencias de la OTAN
les garantiza además acceso a datos indispensables en materia de inteligencia
militar, como imágenes satelitales de los desplazamientos de las tropas sirias
e intercepciones de las comunicaciones telefónicas.
Esta operación se presenta al público occidental de forma
tendenciosa, como si se tratara de una revolución política ahogada en sangre
por una implacable dictadura. Pero no todos se creen esa mentira. La rechazan
Rusia, China y los países latinoamericanos miembros del ALBA [Alternativa
Bolivariana para las Américas. Nota del Traductor.]. Y es que las experiencias
históricas de estos países les han permitido comprender clara y rápidamente el
trasfondo de la operación montada contra Siria. Los rusos recuerdan lo sucedido
en Chechenia, los chinos no olvidan los acontecimientos de Xinjiang y los
latinoamericanos tienen muy presente las guerras sucias contra Cuba y
Nicaragua. En todos esos casos, más allá de las apariencias ideológicas o religiosos,
la CIA recurrió a
los mismos métodos de desestabilización.